Para Roma caminan dos peregrinos, para que los case el Papa porque son primos. Sombrerito de hule lleva el mozuelo, y la peregrinita de terciopelo. Al pasar por el arroyo de la Victoria tropezo la madrina, cayo la novia. El padrino se rie y el novio llora, al ver que se ha caido la pobre novia. Al llegar a palacio suben arriba, en la sala del Papa los desaniman. Les ha preguntado el Papa la edad que tienen; ella dice que quince y el diecinueve. Andaba el Padre Santo, de silla en silla, por cogerle la mano a la peregrina. Peregrinita hermosa, vamonos de aqui; que por lo que yo veo me quedo sin ti.