En la puerta de un palacio un pobre niño mendigaba Tengo hambre, tengo frío, tenga usted piedad de mí Era agosto, crudo invierno y la lluvia taladraba A su débil cuerpecito que era carne de orfandad Esa noche había fiesta y llegaban hombres ricos Con mujeres muy hermosas al espléndido festín Y pasaban egoístas sin mirar al pobre chico Que era un ángel con andrajos, que era un rubio querubín Un pedazo de pan duro mordisqueaba amargamente Repitiendo con tristeza, deme un níquel por favor Y la música sonaba con acordes estridentes Como un látigo llegaba hasta el alma del menor Pasó en eso otro mendigo, un mendigo de experiencia Un anciano que sabía la manera de pedir y al mirar al muchachito Conmoviese su conciencia y con voz aguardentosa se le oyó decir así Nunca pidas tu limosna donde hay fiestas y alegría Que la gente que es alegre nada sabe del dolor En los tristes cementerios y también en las iglesias Siempre hay un alma buena y un piadoso corazón Esta noche es para hombres y por eso te aconsejo Que abandones esta puerta donde nada te darán Toma hijo esta limosna que te niegan hoy los ricos Toma hijo estas monedas que te alcanzan para pan