Me reúno con el frío y palpo los costados de este aire. La negra soledad me da su abrazo metálico y espeso. Mezclo los astros con mi oxígeno, una mirada entre sus vértices y la silueta muda; considero las semillas que viajan con la luz o su esparcido fruto. Y con ávidas manos infinitas obtengo el zumo agrio de esta noche.