A mi amigo Cacho con todo el respeto y el cariño que le tengo La pieza de mi amigo, la pieza de mi amigo me sacudió la cara con un chirlo de frío que rodó por la mesa y se quedó conmigo para dejarme solo en un siglo vacío con palabras de nada que doblan si yo sigo y que siguen derecho si yo busco un desvío. La pieza de mi amigo me pegó en la cabeza con su pared de pino me retorció la frente desde atrás del olvido y desde una rendija me empapó de viento, con perfumes muy alto y goteras de trino como un jardín de nubes y de sol florecido. Una cama muy grande para el siempre nacido hijo de aquellos tiempo cuando el mundo era niño y una cama chiquita con los flejes vacío donde duermen sus huesos con temblor de cariño Una dicha redonda apretada de hastío como una frase humilde que se escapa de un libro vuela en pos de una boca que la arranque del frío para nacer de a poco aunque ya haya nacido. La pieza de mi amigo tiene un cordel de hilo donde cuelga un traje, un gavan y un suspiro, una paloma blanca con el cuello raído y algún remiendo flojo que transmita el retiro. Un escritorio nuevo que cambió por trabajo, una remington negra que le prestó un amigo un verso enamorado para una flor de gajo que muestra en una foto por debajo de un vidrio La pieza de mi amigo es del color del tiempo, media gris, media verde o tal vez transparente cada cosa es un pájaro con el nido cambiado se resigna quedarse y vuela de repente. Tiene gusto a cebolla la pieza de mi amigo que viene desde el fondo de una olla de aluminio son perfumes muy alto porque son sacrificios con goteras de trino y temblor de cariño. Hay un sobre cerrado en la mitad del vicio sin destino de ida, ni destino de vuelta una carilla en blanco sin miedo al desperdicio y una paloma blanca raída pero suelta.