Ven, amor, que beberemos de la médula del día a sorbos largos y lentos para tomar alimento de lo que hoy nos dé la vida. Ven con toda la esperanza que nos empuja al encuentro y, a tu paso decidido, ven a sembrar el camino con todos los besos nuevos. Ven contra la soledad, ven contra el mal pensamiento, ven a favor de los vientos que nos traerán la verdad. Ven, amor, contra la espera. Ven, compañera, al amor al amor, al amor... Ven, pon tu mano en el vientre parturiento de la tierra, que algo nuevo está naciendo y es el hombre de este tiempo que apenas se despereza. Ven a reclamar mi mano, molde justo de tu pecho, y a esperar todas las lunas compartiendo la ternura con el deseo y el verso.