Cuando te echabas años de más, él fue para ti la libertad volando a lomos de una Yamaha; tan peinadito ese figurín, que no daba de James Dean pero ni sacando la navaja. Te llevaba dolorida, a frenazos y embestidas, pero era tan guapo pa' lucirse un rato; bajo el casco no guardaba nada de lo que esperabas, y se fue. Cuando tenías la edad perfecta te echaste a dormir la siesta junto a aquel hombre que te entendía, que se bebió los vientos por ti, puso en orden tu jardín, tus ideas, tus orgasmos y también tus días. Candilillo en casa ajena, casanova de verbena, pero era tan guapo pa' engañarse un rato; ese cuerpo no encendía la pasión que tú pedías, y se fue. Echando ya de menos los treinta, que tu boca me desmienta, si hubo varón que te mereciera; cuidaste tanto tu intimidad y no faltaría más que un cantamañanas la rompiera. No me enseñes la salida, déjame entrar en tu vida: quiero ser el guapo que te quiera un rato largo, largo; debe haber un rinconcito, aunque sea chiquitito, para mí. No me enseñes la salida déjame entrar en tu vida quiero ser tu guapo, pero todo el rato; debe haber un rinconcito, aunque sea chiquitito, para mí.