A las siete noches ya no se oyó cantar, sólo un rumor de vasos y borrachos. Sellaron la boda con una albórea y quedaron casados los gitanos. Flores y romero, aroma de jazmín para adornar la gracia de sus cuerpos. Cúbreme de besos y lléname de ti como si el mar inundara el desierto. No digas nada: no hay promesas ni futuro. ¡Ay! Mañana ya no es hoy. No digas nada: tú y yo solos en un nudo. ¡Ay!, que me muera de amor Brillo de caoba, regalo de la luz, se peina muy despacio la gitana. Hay un rompeolas en su vientre feliz. Reposa su cabeza en la ventana.