Dime, dime, y no gimas hacia dentro, hacia dentro. Pájaros de la aurora que rompan tu silencio; arroyos de la siesta que rompan en tu pecho; espuma en las orillas, cristales en el eco. El mal comunicado siempre es menor. Yo tengo pájaros que te canten, arroyos sin secreto y labios que suspiran de sed por tu silencio.