GAUA, HOTZA, NEGUA Me despierto y estoy en un tren desierto. En destino desde hace tiempo la gente ha abandonado el largo vagón, y la obscuridad ha enfriado el color de los cristales. Tampoco en la estación queda nadie huidos todos de la inquietante soledad. Debilitado, sin coraje para actuar siento miedo y la tristeza me ahoga. ¿Cómo he llegado a este desamparo que se extiende bajo el helado brillo de las estrellas? ¿Cómo se apoderó de mi corazón el pánico desprotegido de los perros salvajes? Me encuentro en un tren desierto, amor, cuando despierto y no estás a mi lado.