EL DOCTOR Por un instante se paró su corazón pero no dijo nada para no molestar. Clavado en aquel sillón de skai rojo con un alfiler atravesándole el corazón tomó la decisión de ser su propio cirujano y curarse él solo. Tenía 9 años y se estaba muriendo pero no dijo nada para no molestar. En Sudáfrica el Dr. Barnard había hecho el primer transplante de Frankenstein en Sudáfrica miró el mapa qué lejos estaba! y no dijo nada a sus padres. Guardó su dolor mano en el pecho guardó su secreto quería ser doctor.