De esperanza vive el hombre y el porteño lo aprendió y alimenta de esperanzas al que está a su alrededor... Esperar siempre a mañana es su norma y es su acción, y dejar para mañana lo que se puede hacer hoy. Si le presentan la cuenta del hotel de una semana dice al que se la presenta: "Le voy a pagar... mañana... ¿Cuándo me llevás al cine?" -dice la esposa o la hermana- y el porteño le responde: "Te voy a llevar... mañana..." Si un negocio le proponen: "Vuelva... mañana..." Si las cosas se le oponen: "Veré... mañana... " Si un trabajo le aparece: "Lo haré... mañana..." Si un asunto se le ofrece: "Iré... mañana..." Y sigue el secador "mañana", sin cesar. Mas, si es para cobrar, ¡se cobra hoy! Mañana será otro día y esperar es lo mejor que aunque mucho se madrugue no aparece antes el sol. Y yo como soy porteño este consejo te doy: que dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.