(A Gustavo Ceratti) ¿Qué diría la gente, recortada y vacía, si un día fortuito, por ultra fantasía, me tiñera el cabello de plateado y violeta, usara pelo griego, cambiara la peineta por cintillo de flores: miosotis o jazmines, cantara por las calles al compás de violines, o dijera mi verso recorriendo las plazas libertado mi gusto de mortales mordazas? ¿Irían a mirarme temblando en las aceras? ¿Me quemarían como quemaron hechiceras? ¿Rogarían en coro, escuchando la misa? En verdad que pensarlo me da un poco de risa.