(A Róbinson Díaz L., obrero textil de Maipú) Tengo ganas de reír, tengo ganas de llorar, tengo ganas de cantar para mi gente. Una mano que apretar, un presente pa' cambiar, un vacío que llenar entre mi gente. Y en el sitio del amor abrigar el corazón, una ofrenda para dos entre mi gente. Un pañuelo pa' bailar, una tierra que sembrar, una casa que habitar entre mi gente. Lo que pudo puede ser, lo que deba suceder, yo lo quiero conocer entre mi gente. Una fuerza natural me acompaña y me da paz, el derecho de vivir entre mi gente. Y esta suerte de canción que se vacía por mi voz es amor, declaración para mi gente. Y esta suerte de oración que se vacía por mi voz es amor, declaración para mi gente.