Por todos los caminos de la noche te acercas a lamerme los sueños, a sembrarme el insomnio mantenerme abiertos los párpados pesados y al aclarar el mundo me pregunto hasta dónde debe haberte dejado que entrarás de repente por esa puerta abierta. De todo cuanto vuela sólo tuyo es el aire de todo cuanto nada sólo tuya es el agua de todo cuanto corre sólo tuyo es el polvo y se invierte la duda preguntándole al viento si tiene algún sentido que ahora quiera cerrarte aquella puerta abierta. Pero entonces que hacemos que nos devolvemos la mitad de la vida que tomamos veloz y no dejas que entorne mi puerta y que me duerma con el alma quemada por tu pacto de fuego. Por todos los caminos de la noche te acercas hecha de piedra y polvo, de pálidos pavores de demora incontable, de sosegada angustia y sin embargo nada sucede y en mi pecho siento un fulgor erizado porque parece que andas pero no llegas nunca pero no llegas nunca.