Una tarde cualquiera yo partí de mi pueblo Hacia un camino incierto, camino sin regreso Las manos de mi madre son un saludo eterno Y el beso de mi padre es mi gran compañero Todavía recuerdo la infancia desprolija Juguetes que inventamos con la imaginación Y así fueron quedando debajo de mis pies Lo caminos salados, los senderos de miel Cuando todo los sueños dormitaban en mí Y yo dejaba mi pueblo con una gran ilusión Todo el mundo era simple como los ojos de un niño Como las aguas del río, como los rayos del Sol Pinceladas de oro en la mañana azul Ponía el Sol sus rayos a mis ojos la luz Y los arados abrían la tierra fiel y tibia Para sembrar la vida en cada semilla Todavía me veo, partiendo de mi pueblo Con mezcla de ilusiones, de sueños y de amor Atrás se duerme un tiempo sellado en el recuerdo De tierra esperanzada, de lluvias y de Sol