Te quiero, quiero, que te quiero, che. Te quiero, quiero, que te quiero, che. Cuidado que en la calle cualquiera en que te encuentre, te haré un amor antiguo, lindísimo, insolente. Y allí te voy a dar mi beso principal, igual que el primer beso en la primera ciudad. Cuando te encuentre, los municipales que pintan las rayas blancas y amarillas en el asfalto, sin saber por qué llenarán todas las calles de Te Quieros. Y la gente, como un raro instinto, quemará en el medio de las plazas todos los libros que no dicen Te Quiero. Te quiero, quiero, que te quiero, che. Te quiero, quiero, que te quiero, che. Armados de un abrazo y un beso inmemoriales, que escándalo seremos, que dos barbaridades, queriéndonos querer, yo hombre y vos mujer, igual que el primer hombre y la primera mujer. Cuando te encuentre voy a salir al escenario del Colón, y en medio de una función de gala cantaré un Te Quiero del tamaño de una ópera, y desde el río hasta Liniers, las chimeneas serán tubos de un armonium delirante que tocará Te Quiero. Te quiero, quiero, que te quiero, che. Te quiero, quiero, que te quiero, che. Ya tengo a mis dos manos tuteando a tus caderas: te voy a dejar toda fecunda de poetas, un pueblo vas a ser, ¡qué amor que te daré! Habrá primero un trago y un cigarrillo después. Cuando te encuentre, me convertiré en un alegre terrorista de Te Quieros, para que tiemblen los que no se aman. Y en nuestro primer abrazo empezarán a abrazarse también, los dos últimos enamorados que habitarán la tierra, y que un día melancólico y por venir se dirán: Te Quiero. Te quiero, quiero, que te quiero, che. Te quiero, quiero, que te quiero, che. Tu blusa y mi camisa volando en una escoba, harán un ejercicio celeste de palomas, queriéndose querer, peleando por querer igual que el primer hombre y la primera mujer. Te quiero, quiero, que te quiero, che. Te quiero, quiero, que te quiero, che.