Porteño, aristócrata y reo, varón pa' quererlo tanto la sabe lunga, profeta y burlón, más que por viejo, por diablo. Gardel para el verso y las pilchas, el mismo con guita que pato, es rosista y donjuán y oye misa y aún lo erizan Ravel y Cobián. Dramático, chiflado y buen gomía, se escapó de un cuento de Roberto Arlt, con pícara melancolía muere de nostalgia, pero vive al día. Bribón que a un metejón le saca punta con la chiquilina del Che y de los jeans y al alba un whiscacho los junta. meditándolo a Discepolín. Bebió soledad y tormenta, volvió de todas las copas, cuenta su amor por su loca ciudad ¡y echa una flor por la boca! Su fe vio pasar los gobiernos y vino por planes y sueños abrazado al molino de viento donde insiste su patria ilusión. Parece el buen Quijote en Buenos Aires, niño y atorrante, poeta y señor, los tangos son su Rocinante y el pampero ancho le sirve de Sancho. Ya solo, con la luna en el bolsillo un dolor antiguo le puebla la voz y piensa que no hay más fortuna que un hermano en la buena de Dios. (Al recuerdo hermoso de mi tío Goyo)