Arrabales porteños de casitas rosadas donde acuna los sueños el rasguear de las guitarras. Donde asoma la higuera sobre las tapias, adornando los muros con sus fantasmas. Sombra, telón azul del suburbio donde se juega el disturbio cuando un amor se envenena y al dolor de la traición, se haee rencor, rencor y pena. Sombra, donde los labios se juran mientras la noche murmura con su voz de bandoneón. Arrabales porteños, en tus patios abiertos las estrellas se asoman y te bañan de silencio. Y la luna amarilla siembra misterios caminando en puntillas sobre tus techos.