Sin dormir ni descansar, muchas ganas de tocar.Con el furgón cargao de hierros, con las plumas y el disfraz. Embarcamos en un sueño, sin padrinos ni dinero, echando millas al morral. Por las fiestas de los pueblos hasta dar con tu casa y montarte un concierto, yo pongo el descaro y tu me das aliento a mi, en ese bar, al que por caprichos del azar fuimos a tocar. Entre el vino, la amistad, chascarrillos, buen humor. Comerse algún que otro marrón, pero de esos que se van. Ratos para recordar, como el día de aquel beso y lo que trajo detrás. Y a este corazón sin dueño le pusiste el empeño y tus ojos de gata hicieron el resto en la barra de aquel bar, entre anis y coñac, al que por caprichos del azar fuimos a tocar. Sin mucho talento y más cara que huevos, estos verbeneros se rinden ante ti, en este bar, al que por caprichos del azar hoy vamos a tocar.