La calle me clavó la punta de su cruz. La calle me apretó el hueco de la luz. En suelas que gasté. En tanto andar detrás. La calle con mi piel y con la piel de usted, se puso la llovizna y me enseñó a morder. Un lobo más que tuvo que vivir. Tibieza y pan me puse a perseguir. Por pisar mal a veces me caí. Por no pegar me la dieron a mí. Un lobo más que tuvo que aprender a no llorar y a saberse vender. Por no aflojar de adentro me arrugué Por no entregar lo poco que salvé. La calle me enseñó sus dientes y su ley y lo que quise yo qué caro lo pagué.