Hay en mi vida un gran amor, un sólo amor el de tu alma. Hay en tu alma intenso afán de ser tan sólo para mí... Nadie en el mundo llegará a separar nuestras dos almas, si Dios quiere que tú y yo, nos comprendiéramos así... Ya no recuerdo cuántas veces tus juramentos escuché, sólo recuerdo que con besos, con muchos besos te adoraré... La vieja historia repitió en nuestro amor incomparable, y para siempre vivirá en el altar del corazón.