Languidece ese amor que una tarde terminó en un idilio triunfal, este siglo no es siglo de sueños, aunque sangre el alma, es dura verdad. Agoniza la flor de tu boca en el frío rincón del hogar, y mis ansias de loca bohemia ya no se conforman con la realidad. Los dos pensamos lo mismo, sin ser capaces de hablar los dos rumiamos reproches por no gritar la verdad... Los dos somos dos extraños estando en la intimidad, el que dirán nos ahoga y mentimos a cual más. La miseria termina en hastío y el hastío en un drama brutal, no esperamos caer al abismo y hablemos derecho, lo que haya que hablar. Nunca es tarde si hay ansias de vida y es mejor prevenir que curar, nada importa lo que hablen o digan que al fin las mentiras no nos salvaran.