Domingo por la tarde, en lo alto brilla el Sol;
la plaza ya está llena por ver al matador.

Ha dicho Nariz Verde que a ver quien es mejor,
él o Panza Roja que presume de valor.

¡Que suelten al perro con cuernos de papel!

¡Allá va Panza Roja con tal indecisión
que su gran barrigota ya es de otro color!

Y en cuanto sale el toro, se arranca con furor,
y el tonto Panza Roja se llevó un revolcón.

Al salir Nariz Verde el perro embistió,
pero como es valiente con gracia lo toreó.

Y todos los enanos aplauden a rabiar:
¡Que viva Nariz Verde, lo queremos ver torear!

Domingo por la tarde, en lo alto brilla el Sol;
de nuevo mano a mano el flaco y el panzón.

Ha dicho Nariz Verde que nadie hay como él,
pues ese Panza Roja ya perdió mucho cartel.

¡Que suelten al perro con cuernos de papel!
Chuchuca, otro enano, salió a abanderillar
temblando como gato que acaban de bañar.

Y el par de banderillas las puso a su entender
en la cola del toro y salió a todo correr

Y Don Pimpirulando, por no quedar atrás,
trepado en unos zancos salió con los demas.

Y en la mitad del ruedo el viejito barbón
se puso de Tancredo arrancando la ovación.