Arriero del ensueño jinete del amor; doy siempre cara al viento al viento del dolor... Ella, dejó en mi nido nieve de olvido cuando se fue; hoy, triste, con mis perros voy por mis cerros de Guaymallén. Un "lloro" para ella que ya no vuelve más; y otro para la estrella de mi fatalidad. Un "lloro" y un gemido para el olvido que la envolvió; y un ruego tembloroso por el reposo que me quitó. Marchando con mi sombra al son de una canción; no sé por qué la nombra mi herido corazón... Y sigo al tranco lerdo con mis recuerdos sin un rencor, buscando de olvidarla para no llamarla bajo el dolor.