Camino del Altiplano junto a un mogote altanero, envuelve el viento cumbrano la estampa del vicuñero. A la zaga de un burrito que se afirma en las pezuñas marcha silbando bajito con sus cueros de vicuñas. Calzado con sus ojotas que lucen largas hilachas, va desparramando azotes a Chinchillas y Vizcachas. Aquella recia figura que ni un momento se estanca, va marchando en derechura a la Cordillera Blanca. Al buen vicuñero cazando vicuñas, le dan la fortuna los ojos del cerro. Él, va cubierto con ropa de barragán y picote y va masticando coca para aguantar en el trote. Pegado a su carabina en compañía de sus perros, desafiando la ventisca sigue surcando los cerros. Allá en un talar muy grande está su amor que lo espera hilando constantemente en su ranchito de piedra; y por saberse muy dueño de la india tejedora, avanza alegre el puneño hasta llegar a las Tolas. Al buen vicuñero cazando vicuñas, le dan la fortuna los ojos del cerro.