Una nube en los ojos me vino como un flechazo, y en mi rencor, amigazo, entero yo me jugué. Quiso el maula reírse manchando mi frente honrada y por tan mala jugada sin compasión lo achuré. ¡Amigazo! fue una noche, que en mi mente llevo escrita... una tierna vidalita a la hereje despertó. Yo, que en el secreto estaba, puse fin a mi venganza cuando vi al cantor aquel, que a los labios de la infiel como abrojo se prendió. ¡Los celos sentí!... ¡Tantié mi facón!... y luego,... a lo gaucho, le abrí el corazón... Y, desde entonces... mi alma va errabunda atada a la conyunda de aquel doliente amor. ¡Chupemos juntos!... quiero olvidar, sonriendo, el hoyo que está abriendo la chuza del dolor.