Fito Páez

El fantasma canibal y la niña encantada

Fito Páez


Tom: F#m

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El fantasma caníbal y la niña encantada de Ciudad del Cabo
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hicieron buenas migas, bajo el sol agobiante, del sol tropical
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En un cruce de rutas trágico y fantástico, sobre el fin del mundo
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se juraron hermanos, ante el África inmensa y la nada glacial
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Así el fantasma enano que fue amurallado en vida real,
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soñó venganza eterna para toda la tierra
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y hasta no lograrla jamás descansar

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Se cuenta que un día desangró a una niña en un matadero cerca del parral
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Desde donde ojeaba como aquella niña besaba a un mancebo de nombre Marcial
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Y así fue su marcha desde ese día     en Ciudad del Cabo nada volvió a entrar
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Lo enterraron vivo, ladrillo a ladrillo La niña encantada dejo de temblar
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y se fue despacio encantando a todos Los ojos abiertos llenos de bondad

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Y él comió cabezas de rana de monos, ojos de jirafa, padres del Brasil
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almas como ratas, flores y mandriles Yeguas con cabezas llenas de Clotil
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Devoró los ríos, todas las quebradas desde Purmamarca hasta Panamá
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Trituró los dientes, las extremidades los páncreas infectos y la soledad
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por siempre jamás.

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Pasaron los años y el fantasma enano caníbal no tuvo ya nada que comer
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se encontró tan solo y tan desamparado que lloro un minuto, y no por compasión
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sino porque nunca nada es para siempre     Mientras eructaba dulce tiburón

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Durmió nueve siglos y una madrugada despertó exaltado, lleno de emoción
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La niña encantada de Ciudad del Cabo le brindo su leche, le brindo ilusión
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Ella había esperado bajo un mastodonte
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besar al caníbal y hacerlo feliz
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Caminaron juntos ciudades vacías cerca de la orilla, lejanos al fin
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Entonces fue encantado por esa mirada a la que quito vida un día de abril
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Y murió eternamente el fantasma caníbal     oh oh oh oh     La niña del Cabo
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tuvo así que atarse en una buhardilla de un techo en París
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Cuando el lobo aúlla su furia infinita se huele un aroma
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perfecto y sutil es ella agita su turbia melena
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sobre aquella enana venganza de abril.