Triste domingo Con cien flores blancas Ami alrrededor, ami alrrededor Donde mi alma se ha ido a postrar Mientras mi boca llamándote está Muere en mi sueños Cansados de espera y de soledad Triste domingo Tu no comprendes la angustia terrible de mi corazon De estar esperando sin verte llegar Vuelen tus pasos que debo marchar Quiero que seas la blanca y piadosa Mortaja que cubra mi hora final Triste destino, querido... Junto a mi ataúd que circundan muchas flores Espera la confecion un sacerdote Y a el le digo: La quiero, la espero No temas nada si encuentras mis ojos Sin vida y abiertos y esperandote Tus manos son quien las deben cerrar Y acaso entonces yo habré muerto en paz ¡Vuela mi vida tu paso querido Que llega la hora uque debo partir! Quiero tenerte en mi viaje final Y algo me dice que no llegarás Triste domingo divino Que ahora en mi tumba yo ¡He de esperar!