Un vestido color té y un beso frío, maduraron este amor que duele tanto. Quise tenerte más y más te fuiste, por no saber llorar quedé sin llanto. Reventó mi corazón, cabal, poeta, y en la triste soledad quedé sin penas. Qué importa si eras buena o no eras buena, tibieza de otro sol, punto y aparte. Cuando no puedas más, vuelve a mi lado. Vuelve vencida o triste, pero vuelve. Piensa que nunca más, ya nunca nadie podrá partirse en dos, el corazón para esperarte. Y aunque me acose más, mas he de amarte y aunque me duela más, más he de amarte. Es que llevo tu carmín entre las uñas, como un grito y es infinito el amor que puedo darte.