Madre roca, padre cielo, Tu llanto descansa al pie de los ventisqueros. Y cada estrella se posa n tu cima blanca, Alumbrando el camino de los silencios. Madre roca, padre cielo, A veces me lleva el alba con un arreo. Entonces mi piño blanco trepa tu senda Y mis ojos se quedan en tu misterio. Cerro, cerro de mi patagonia, No sabes, chaltén, cuánto te amo, Cuando se desploma la nevada, Y cantan los vientos en tus grietas; En el idioma puro de mi raza... Aoniken, chaltén, aoniken, chaltén. Madre roca, padre cielo, El dios que adoró el tehuelche pintó el lucero. Y yo que vivo en tu falda gastando el tiempo Te canto vadeando el río de los recuerdos. Madre roca, padre cielo, Hermano de mi vigilia, quiero ser cerro; Para ganarte en alturas de piedra eterna, Quedando siempre de pie sobre la tierra.