Bendita tú Y bendito el día en que te vi Y el instante en que tus ojos se posaron sobre mí Bendita tu manera de llegar, sin avisar La espontánea experiencia de coincidir La feliz casualidad de poderte hallar Y acabar en la misma forma de sentir Bendito el tiempo Que me trajo a los albores de tu ser Y me ha dejado extasiado de tu atardecer Atrapado en tus ocasos Y prendido de tu manso amanecer Bendito el sabor de tu presencia La más dulce experiencia Que alejó la soledad de mi existencia Bendito el Sol que ilumina tu semblante Y enciende tus ojos más allá del horizonte Bendito el viento que acarrea tu perfume Que riega el ambiente con tu aroma Que hechiza el alma y me consume Bendita la Luna solitaria Compañera lenta de tus noches brunas Benditas tus manos llenas de caricias Y tus labios atestados de delicias Y tus sueños colmados de esperanzas Pero bendita tu piel suave Ardiente y sedienta de mimos Bendita tu Mujer bendita De pechos como de miel De vientre fecundo de vida Y caderas de placer De muslos largos, senderos inevitables, a tu éxtasis total Mujer de erotismos ardientes contenidos Y de pasiones disimuladas Bendita tu magia De besos placenteros, deliciosos, guardados De deseos exaltados, húmedos, a punto de estallar Bendita tu, mujer soñada Encanto divino, pasión enamorada Te has convertido de manera inesperada En la perfecta razón de mi destino