La noche azul nos envolvió y en la penumbra del jardín entre mis brazos... de pasión temblabas muda... Sentí latir tu corazón y te arrullé besándote en el sopor maravilloso del amor; corrió una estrella y al caer con luz celeste subrayó el beso aquel... el juramento de los dos... Mas... la estrtella fugaz, alma mía, fue un presagio de melancolía, nuestro amor fue fugaz como aquella errática estrella que vimos caer... Y hoy ya somos lejanos recuerdos, pero siempre de ti yo me acuerdo y te llevo, muñeca querida, de novia vestida en mi corazón. Lejano amor, conozco bien tu corazón y sé que tú repetirás la noche azul en otros brazos; quizás verás caer igual otra estrellita, como ayer, y volverás de nuevo a prometer. Pero de mí te acordarás y alguna vez me nombrarás porque yo fui tu gran amor sentimental.