Desde una pieza fulera de un fueye se escucha su voz lastimera. Sus notas, son notas de un tema de tango. De un tango que late como un corazón. El barrio duerme tranquilo y un hombre en el fueye traduce su pena y se oye en la noche tan tibia y serena un "solo" muy triste de su bandoneón. (recitado) Interpreto tu tristeza porque yo sufrí por una... Al oírte me trabaja tu fraseo compadrón... ¡Scruchante de la noche...! Con un rayo de la luna vos hacés una ganzúa y te entrás al corazón... (cantado) Por ella sufro por ella bebo todo le he dado nada le debo. Y hoy, bandoneón, la busco en vano yo no sé que hacer, ¡hermano! si matarla o perdonar. La pena que arrastra el fueye del fondo del alma le sube a los ojos. Y solo en su pieza su lírico enojo se funde en un tango de gris emoción... Y al contemplar un retrato su cuarto bohemio de sombras, se viste, por eso es que suena más hondo y más triste el fúnebre acento de su bandoneón.