Con este tango no se pierde el compás porque es porteño, milonguero y varón. Mi tango es éste que se llama arrabal y lo demás es puro cuento... Desde pebete lo escuchamos roncar por los deslindes de Barracas al Sur y en los bailongos lo hemos visto bailar al Cachafaz, que era una luz... Tango mío... Tango reo... del T.V.O., del Palais y Armenoville. Tu perfume tan lejano de recuerdos se hace llanto en la armonía del violín. Tango mío... Tango reo... ¡Qué será de aquel amor que ya perdí!... Con este tango retobado y pintón de gran canyengue y malevo compás, está latiendo con porteña emoción el corazón de Buenos Aires. Por más que venga otro estilo a tallar, por más que quieran disfrazarlo, yo sé que el tango nuestro nunca debe cambiar, así nació y así ha de ser.