Fue por los Corrales Viejos y en un revuelo 'e poyeras que nació una flor reseca más pulida que un espejo... A esta flor de meta y ponga la bautizó la acordeona y por guapa y comadrona la llamó María Milonga. Fue el piropo del resero colorao como las tejas y hasta el cornetín del Mayoral la acarició por las orejas. Con percal y Agua Florida y un malvón en la cadera no había payador que a improvisar se detuviera su gran amor. Pero nadie entregó, la rosa milagrosa de su corazón. Por valiente y por bizarra los más pesaos de Corrales en payadas desiguales "Hastiyaron" sus guitarras. Había que ver la chinonga entre la luz de los chaires fué de todos y de nadie pa' el amor, María Milonga.