Nadie sabe quién sos ni de dónde has venido, nunca tu nombre se sabrá tal vez; del olvido venís y te vas al olvido con tu anónima carne de placer. Flor de pecado, por la noche vagás, y entre las sombras como una sombra sos, que va ofreciendo en las pupilas magas las promesas mentidas de tu amor. Fama de alegre tenés porque sonriente vas, pero sólo es quizás esa sonrisa el disfraz con que escondés tu honda amargura... Amargura de saber que para siempre estás condenada a volar en la ronda del placer, detrás de una aventura que tu muerte será... Dicen que una pasión en tu pecho encendida, fue en tu vida siniestra sugestión; que supiste querer y que fuiste querida pero todo lo diste a la ilusión. Por eso ahora con tu propio drama, entre las sombras, como otra sombra vas, tal vez buscando la traidora llama donde el último vuelo quemarás.