El día que tu mirada con la mía se cruzó sentí como si una daga se me clavara en el corazón. Como un fuego que se prende adentro de solo estar ardió por vos de repente la leña verde de mi soñar. Con esa llave maestra que tienes en el mirar abriste todas las puertas de mi alma entera de par en par. De poco me sirvió el orgullo de nada valió el honor mis ojos frente a los tuyos van derechito a la rendición. Ahora que me despierto sabiendo lo que es perder no tengo resentimientos porque perdiendo más bien gané. El preció de mi derrota sin vueltas voy a pagar pues ya no me queda otra soy prisionero de tu besar. Mi vida ya está en tus manos mirá lo que es el amor bajo tu fuego sagrado a quien le importa la salvación.