Ha amanecido Se fue esta mañana él con mucho sigilo La cama vacía se llena de frío Se pone su ropa y frente al espejo una lágrima brota Vacía una copa lo piensa y discrepa Tan solo se topa con líos Descalza camina hacia el río Murmuran las gotas Parecen navíos sombríos Navega en su propio tormento Lamentos envía al olvido La torre algo nota La voz de una bella doncella, presa Expresa silencios a gritos Las aves en él han tejido sus nidos Impíos profanan sus rocas Claveles sellaron su boca rota Por grietas Toda su silueta repleta de siglos perdidos Las setas poetas del bosque frondoso Admiran su encanto Comparten su llanto en el canto de un viento santo Planeando un hoja, tan seca y marrón Se toma una pausa en su manto Levanta la dama su hermosa mirada Al bosque y su mágico encanto Se adentra tenaz en él Atalaya erguida en piedra recia Piensa en mi mirar cuando oscurezca Al albor resonarán mil voces Oirás mi entonar Chica hecha de pasión y barro Suave, fina y mansa cual guijarro Siento un martirio tu partida Erguida yo te esperaré Soles, lunas, mil cometas Mutan los colores de estaciones Y debutan natural A veces no se encuentran Más ya no se inmutan, aprendieron a esperar Entre la penumbra de una lluvia se besaron Se empapan, escapan y atrapan momentos La dócil doncella manó un sentimiento abrasador El interior del jaque es su nuevo espacio de calor Ha amanecido Se fue esta mañana con mucho sigilo La cama vacía asimila estar sola Ya nadie camina entre el cuarto Y frente al espejo no habitan reflejos