Manfreddi tenía un hijo retardado mental. Era viudo y mantenía a su suegra y su mamá: Y cuando llegaba la hora de almorzar salía de trabajar cuando se encontaba meta cocinar las viejas solían gritar: "Danos de comer" Ay, ay ,ay, ay. "Que ya son la una" Ay, ay ,ay, ay. "Venime a cambiar" Ay, ay ,ay, ay. "No ves que me hice encima" Ay, ay ,ay, ay. Manfreddi vivía ahorrando para poder vivir. Se pudo comprar la casa un mes antes de morir. Cuando agonizaba en el hospital el cura le vino a rezar y por los pasillos bailan enfermeras al ritmo del sermón final. Ten piedad señor Ay, ay ,ay, ay. De este pobre idiota Ay, ay ,ay, ay He...derramá he...tu amore. Ay, ay ,ay, ay Sobre mi siervo,este tarado. Ay, ay ,ay, ay El dios de los infelices no lo dejó entrar pues ya tenía albergado a más de medio Uruguay. Y después de un largo y duro deambular al infierno fue a parar, luego de una espera frente al gran portal, abrieron y pudo pasar. Apenas entró Ay, ay ,ay, ay. Ya se lo clavaron. Ay, ay ,ay, ay. Pero le gustó. Ay, ay ,ay, ay. Así que lo echaron.