¿Por qué inclinas la cabesa? ¿Por qué llegas a la mesa sin mirarme cara a cara? ¿Qué cavilas? ¿Dónde estás? Como si un remordimiento te amargara el pensamiento y un delito me ocurtaras que no puedes confesá. ¿Qué te pasa a ti, arma mía, que despresias la comía, que te está asomando er llanto sin motivo ni rasón y te pones amarillo cuando miras er cuchillo como si te diera espanto de una mala tentasión? ESTRIBILLO Toma tu copita, tu sigarro puro, y anda y que te miren las niñas bonitas. ¡Te tengo seguro! Que si ayer viniste casi amanesiendo fue por los amigos... Que te entretuviste... ¡Yo to lo comprendo! Yo soy mu dichosa, yo no desconfío... Por más que le gustes a las buenas mosas... ¡Tú eres mi marío! II ¿Por qué duermes intranquilo? ¿Por qué vives siempre en vilo si yo no te pido cuentas de ande vienes y ande vas? ¡Si es por mí por quien suspiras! Lo demás sé que es mentira... Ni le pasas una renta, ni es tu amó, ni lo será. Ni mereses un castigo porque hablando tú conmigo te equivoques y me suertes otro nombre de mujé... Son cosillas pasajeras que, si yo me las creyera, meresiera hasta la muerte por dudá de tu queré. ESTRIBILLO Ese oló que llevas a mí no me asusta... Tú te has perfumado por hasé la prueba... Pa ve si me gusta. Toma, este pañuelo... ¿Quién te lo ha prestao? No me gastes bromas para darme selos... ¡Qué susto m'has dao! Vete a da una güerta, tráeme argún regalo, que yo no m'acuesto... Yo estaré en la puerta por si vienes malo. ESTRIBILLO (repetición) No vivas pendiente del murmullo ajeno, ni de que me venga contando la gente... ¡Yo sé que eres bueno! ¡Yo soy mu dichosa! ¡Yo no desconfío!... Son criticasiones de cuatro envidiosas... ¡Yo sé que eres mío!