Me embarco para Europa, llevándome mis tangos. París me está orejeando, me espera Poincaré. Me ofrece una fortuna un sólido empresario. Y tengo la ventaja de champurriar francés. El gálico lenguaje me lo enseñó de niño un profesor de idiomas nacido en Paysandú, recuerdo todavía que todos los muchachos de apodo le decían: "Mesié del voulez-vous". Vendré más afinado, con nuevo repertorio, y no diré "Garufa" sino "l'amusement". Mi nombre de Carlitos, en Charles transformado será para las donas mi más seguro imán. ¡Muy bien! pero mi pinta, después de afranchutarme ¿tendrá aquí en Buenos Aires, los éxitos de ayer? Habré perdido todo, mi acento, mi parada. Suspendo el viajecito... Que espere Poincaré. Con apaches y condesas me estoy viendo por el Bois defendiéndome a mi modo y metiéndole al patois. Un affaire me preocupa: esta pinta de porteño cuando vuelva si es que vuelvo, ¿Dónde diablo irá a parar?