Esos vinos de reserva no se reservan para mí, que mis delirios de grandeza hace ya tiempo que los perdí, hace ya tiempo que ... Esta fue la nota que un día nos dejó, la derrota que cada mañana probó como amargo jarabe para el que nadie lo preparó, la vida que nadie le enseñó. Esos vinos de reserva no se reservan para mí, que mis sueños de grandeza hace ya tiempo que los vi empobrecerse junto a mí. Y con la altura de la progresión del talento de hombres, de su admiración, con la altura de sus pasos seguros por encima del mundo, su agujero fue más profundo. Y un día en un lago de cristal, el amor lo vino a rescatar, y mayor fue luego su derrota. Porque esos vinos de reserva nunca fueron para él, y para olvidar esa miseria en las drogas se quiso perder, y en drogas se gastó, me contó, mucho más, mucho más que los ricos en restaurantes y demás, y aprendió a robar y robó esos vinos.