Hace poco más o menos siete siglos un arqueólogo una tumba descubrió y en lugar del envoltorio de una momia un estuche muy grandote se encontró. Dijo: ¡chispas, que grandote violinsote, de seguro algún gigante lo tocó! sin saber que había encontrado el tololoche que marcaba todo ritmo a la canción. Desde aquella noche, vino el tololoche a marcar la fecha para el buen compás hizo su derrocho de ritmo sin tacha y prendió la mecha ¡óyelo sonar! Pero como gozo, que me da harta risa es retesabroso su ritmo bailar este tololoche no se que le pasa que su ritmo, escucha tiene que gozar. Con tamaña concha se rasca la panza como tiene estuche, se puede guardar. Desde aquella noche, vino el tololoche a marcar la fecha para el buen compás hizo su derrocho de ritmo sin tacha y prendió la mecha ¡óyelo sonar!