Sale María de su casa, sale corriendo la nena. ¿Por qué esa prisa, María, qué te pasa? ¿Cuál es tu pena, tu excitación? Jorge, el que vende paletas, hace tres días que no viene, se fue al pueblo con todo y maletas y es lo que mantiene tu preocupación. Qué importa que pierdas un cariño: le pones Jorge al niño que ahora tu amor va a ser. No pidas paletas ya, mi niña, que ahora que no hay de piña de coco van a ser. Sale María de su casa, sale con su regadera. Ya no la riegues, María, ¿qué te pasa? Nadie te espera, ¿por qué llorar? Riega tus flores, María, ya no riegues las paletas. No hay jardinera en la paletería, tú no prometas regarla más.