Los aguaceros de mayo tuvieron la culpa que fueras infiel; a l'hora que me citabas caía el aguacero y yo abajo de él. Y como tú te mojabas nomás no llegabas, ¡ay, pobre de mí!; en un zaguán un portero te daba refugio y ahí te perdí. Hoy que veo llorar al cielo yo lo acompaño en su llanto, me acuerdo los aguaceros cuando yo te quise tanto, ¡caray, qué sufrir! Hoy que ya tengo impermeable, sombrero y paraguas, no encuentro otro amor; los aguaceros de mayo tuvieron la culpa de mi cruel dolor.