Me abriga el viento y el lamento de saber que he sido infiel A las promesas presas de un amor que nunca pudo ser Que ha devenido en un mal trago, amargo, sobria estupidez Con besos envenenados y perfume de mujer Me cubre el cielo y el desvelo en tantas noches sin dormir Llenando los ceniceros, pensando si he de partir A hacer cierto mi deseo, disfrazado de arlequín Saboreándome los labios sazonados con carmín Y sí, en un tiro sí... Me cabe la bailanta Que se atraganta en mi garganta como flema se la aguanta Cuando así me da la gana a mi cantar