Grandes valles y altas montañas Y hasta toda la llanura pampeana Se regó con la sangre de los hombres Saldo de civilizada matanza Ríos de sangre Sangre nativa Son las arterias de mi tierra Pueblos libres eligiendo el destino Compartían y cambiaban mercancías Enseñaban su cultura y tradición Verdaderos buenos socialistas Pero occidente No lo toleró Y a sangre y fuego torcieron el ruedo Y tuvieron que creer en un solo dios Y aprender del idioma conquistador Y reinó la propiedad privada La desconfianza fue instalada Entre hermanos De la misma raza Ya no fueron dueños, dueños de nada Fueron obligados a agacharse A resignarse, a soñar el día En que la revolución los redima Y les devuelva todo lo perdido Tierra y suspiros Tiempo y amigos Costumbres olvidadas y respeto Hace ya más de 500 años Que sus derechos vienen reclamando Ellos gritan y nadie los escucha Indiferencia a su justa lucha Oídos sordos Gargantas quebradas Voces mutiladas por la historia Probaron el filo Sintieron la pólvora Pero su mirada silenciosa y triste Nunca se apagará