Te he visto bajar por la sierra, al rayo del sol, detrás de tus lindos cabritos de blanco vellón. La vuelta que daba la senda a mi vista te ocultó, y alegre, de lejos, tu risa flotando en el aire sola llegó. Cordobesita, me mata la pena, queréme, sé buena como yo lo soy. Sabiendo que sufro, te ríes, ¡qué mala y qué cruel! Y de mi cariño pueblero nada quieres creer. Escúchame sólo un momento y verás que es mi amor más firme, más noble que el tronco del roble que abrigo y sombra te dio. Cordobesita, me mata la pena, queréme, sé buena como yo lo soy. Querer como yo te he querido nadie te querrá. Cantar como yo te he cantado nadie cantará. Y vos que te ríes y gozas viéndome triste sufrir. Y alegre, de lejos, te oigo, perversa, taimada, reír y reír.