Puso amor, puso fe y fue constante, y el querer cobarde la engañó; hoy reniega del amor, y en adelante cerrará su corazón. No creerá jamás en juramentos, para ella se ha muerto la ilusión; si el amor es maldad y sufrimientos ya no quiere más amor. -Beba, cariñoso le decía; -Beba, yo no vivo sin tu amor... Y tan bien su cariño fingió que ella le dio su corazón... -Beba, y en los ojos la besaba; -Beba, no me mates la ilusión... Y ella ingenua se entregaba encantada de su amor... Como él, otros muchos la engañaron, cada vez que buscaba en el querer el encanto que todos le negaron a su alma de mujer. Hoy, perdida la fe, lleva en los ojos, el misterio insondable de su mal; es como esos crepúsculos tan tristes de las tardes de arrabal.