Cuando se habla de esta época, compadre, sabrán del taco militar y del Massera. Dirán ¡Ah, tiempos del ayer, quién los viviera! ¡Qué pintoresco fue Buenos Aires! De los taitas de cambrona con trensilla saldrán a relucir hazañas de guapeadas, y de las grelas de percal enfaroladas se harán las mentas en la tierra en que nací. He nacido en Buenos Aires se me apoda el Porteñito, no tolero los desaires de matones y compadritos. Sé florearme en el piropo con las paicas más diqueras y me gusta entrar al copo del honor en la amistad. En los bailes del Victoria, El Tambito y lo de Laura, me lucí entre los tauras emulando al Cachafaz. Mozo bravo y bailarin tengo fama de trovero, y en las noches de verbena siempre salgo echando buena con la reina del festín. Del tranvía de caballos trotadores y del farol y el organito callejero con fiel imagen el recuerdo hablará un día de estas lindezas que tanto quiero. Y en la historia de esta era floreciente verán que Dios hizo el milagro de esta tierra de paz de amor y de trabajo, noblemente, orgullo inmenso de mi criollo corazón.